lunes, 31 de marzo de 2014

SEMANA SANTA GADITANA


En los albores de la primavera y cuando la esencia del azahar perfume todos los rincones, Cádiz comenzará a vivir una nueva Semana Santa.


Desde que en 1264 se funda en Roma la Cofradía de los Gonfalones para realizar actos de penitencia con flagelantes, aspados y cruzados, se viene conmemorando la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo como misterios centrales de la fe católica.

Desde Italia, y traído de la mano por los religiosos franciscanos los actos penitenciales, la meditación de la Pasión de Cristo y de los Dolores de la Stma. Virgen, llegan a nuestra España y fundamentalmente se desenvuelven en los reinos de Castilla, encontrando epidemias de peste y viruela y años de malas cosechas y no faltan las guerras.

En Cádiz, y como señala E.Hormigo, no se tienen noticias de las Cofradías que pudiesen existir en la Edad Media, por haber desaparecido los archivos de la ciudad en el incendio provocado por el saqueo del Conde de Essex en el año 1596.

Se señala la importancia de las órdenes religiosas, y especialmente de los franciscanos, en la práctica y difusión de las penitencias públicas y colectivas.
Hasta 1566 no llegan a fundar los franciscanos, siendo ésta la primera orden que se establece en la ciudad de Cádiz, es más que probable que no se practicara este tipo de devociones.

En la versión de la Historia de Cádiz de Agustín de Horozco de 1591 se cita nueve cofradías, pero de ellas ocho son de Gloria y sólo una, la Vera-Cruz, es de disciplinantes.

En la segunda versión, que es de 1598, se relacionan ya hasta dieciséis Cofradías, pero sólo una más de penitencia, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, entonces como denominación idéntica a la primitiva Cofradía Sevillana fundada en 1356.

A fines del siglo XVII, existe un septeto de cofradías. A las dos de antes mencionadas hay que añadir la del Santo Entierro (1601), Humildad y Paciencia (1627), Columna (1660), Descendimiento (1666) y Ecce-Hommo (1667).

En 1675 el Consejo de Castilla prohibió en toda la nación que se cubrieran la cara los que participaban en la procesión, a excepción de los penitentes, esta prohibición dio origen a los tocados de cabeza, con la cara descubierta, que usan los cofrades del Nazareno de Arcos y Jerez, y en otras cofradías de la misma advocación en la provincia.

Son los gremios, los que dan fuerza a las Cofradías en el siglo XVII, porque sus integrantes, acostumbrados por sus oficios a lo que empieza a ser la competencia comercial y la social, llevan a las Cofradías esta misma competitividad, que se traducen en mejoras y exornos.

En el siglo XVIII, que ha sido denominado el siglo de los pleitos de las Cofradías por el elevado número de litigios que se suscitan entre ellas reclamando preferencias y privilegios, es de destacar la proclamación como Patrona de España y de sus dominios en ultramar a la Inmaculada Concepción.

En 1783, Carlos III manda extinguir las hermandades gremiales y permite únicamente que subsistan las aprobadas tanto por la jurisdicción civil como por la eclesiástica.

En el siglo XIX la dominación napoleónica supone un paréntesis para las estaciones penitenciales de las Cofradías, poco después cuando vuelven a permitirse el uso en las Cofradías de las túnicas y capirotes.

En el siglo XX, ofrece para las Cofradías y sus estaciones penitenciales luces y sombras. Un primer cuarto de siglo de vida cofrade lánguida y sin brillos, un esplendor notorio, de buen gusto, hasta 1936.

Es en estos años, se inventa el paso de palio (1902) modificado como hoy lo conocemos, haciéndolo más ligeros y graciables los antiguos y rígidos templetes.

En 1931 se producen los asaltos a conventos e iglesias, en Cádiz el convento de San Francisco, quemándose los enseres, archivos e imágenes, salvo la del Stmo. Cristo, en 1936 se asalta la iglesia de Santa María y se destruye la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno (salvándose cabeza y manos) y Nuestra Señora de los Dolores, así como otras imágenes.

Después de un nuevo periodo de crisis a fines de los años 1940, en los años 60 se inicia un período de esplendor para las Cofradías al que no se le ve fin y que supone, sin duda, la máxima cota alcanzada, este auge, debe encontrarse en la incorporación de la juventud de las cofradías, muy fundamentalmente cargando como hermanos los pasos de los titulares, convirtiéndose en profesionales no retribuidos y viviendo al día la Cofradía, desde la Junta de Gobierno o en los grupos de juventud, el papel de la mujer en la cofradía puede ser también un factor decisivo.  

Hay una clara diferenciación en el cortejo procesional entre lo humano y lo divino, incluso entre lo litúrgico y no litúrgico.
Lo humano en la procesión empieza con los vendedores ambulantes que las preceden, con toda clase de mercancía, pero el clásico es el vendedor de “pirulis de la Habana” con su forma cónica anticipa a los capirotes.

Antiguamente las Cofradías importantes llevaban antes de la Cruz de Guía una banda de corneta montada a caballo. Humanos son también en las Cofradías, el capataz de las cuadrillas, los monaguillos, los músicos e incluso la penitencia que acompaña a las imágenes en traje civil.

En las Cofradías, a los que se les ve la cara y llevan ropas convencionales, se les considera humanos. Divino es lo restante, lo misterioso, lo oculto, lo que no se ve todos los días.

En la Cofradías se distingue muy bien entre lo humano y lo divino. Lo divino son evidentemente los titulares que dan nombre a la Cofradía y que recuerdan un momento o paso de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor y una advocación, también pasional, de la Stma. Virgen.

Las Cofradías y sus estaciones de penitencias, aunque sean obra del hombre, con su música, sus flores y sus obras de artes, se dirigen a dar culto público a la divinidad y, como orientadas a lo divino, participan  en algo de esta condición.

Nuestra Semana de Pasión costa de: 13 Hermandad, 5 Archicofradía, 11Cofradía, una Orden Tercera Servita, y una  congregación mariana.  


Nuestras horquillas tradicionales

En las Cofradías de Penitencia, la tradición es todo o casi todo. En pleno siglo XXI nuestras Cofradías están teniendo cambios, o como se dicen en el entorno cofrades mejoras, en algunos aspectos con bastante aceptación, pero  hay un sector bastante significativo, que quieren llevarlo a más.
En mi poco entender, pero si en mi corazón ciento una emoción y un escalofrió cuando escucho esas orquillas por cualquier rincón de Cádiz, y por fin veo a mi Cristo de la Salud ó a su Madre, con ese caminar tan característico que tienen estos cargadores gaditano, tan de aquí, tan nuestro. Es nuestra reseña, nuestra identidad, nuestras tradiciones. Por favor que no nos la quiten

                     luchando por nuestra tradiciones que no se pierda nuestra identidad.

Información sacada de los libros de la Biblioteca Municipal Jose Celestino Mutis

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