miércoles, 24 de agosto de 2011

Castillo de San Lorenzo del Puntal


Este castillo, símbolo de la resistencia gaditana de varios ataques de armadas extranjeras, pasó a ser propiedad de la Marina en el año 1923. En aquella época se encontraba casi abandonado, sólo contaba con la exigua dotación de un cabo y cuatro soldados de artillería, que velaban por su custodia.

El castillo de Puntales, junto con el de San Luis y el de Matagorda, y las defensas de la isla del Trocadero, ubicados todos en el lado opuesto de la bahía, dominaban y formaban en conjunto un sistema de defensa de la entrada de la bahía gaditana.


En 1923 se entregó a la Armada, instalando en 1939 una Base de Lanchas Torpederas. Veinte años más tarde, se convirtió en sede de los buques y Mando Anfibio de la Flota. Hoy está ocupado por la Estación Naval de Puntales.



El baluarte del Puntal consistía en un torreón fortificado sólo con cinco cañones. El torreón tenía escasa altura y disponía de cuatro aposentos, dos para almacén y los dos para vivienda de un artillero y nueve soldados, en los que no cabían de pie debido a la escasa altura de los techos. Se pretendía que sirviese para defender la entrada a la parte más recogida de la bahía y el puente Suazo. Detrás del fuerte solían amarrar los buques de la Armada que se encontraban en Cádiz.


El ataque de Francis Drake a Cádiz el 29 de abril de 1587, en el que resultaron incendiados veintiocho navíos, fue un golpe de mano contra los buques que habían de formar parte de la Gran Armada. El baluarte del Puntal, sus servidores lo defendieron heroicamente.


El 30 de junio de 1596 se produce el ataque británico y holandés, saltando a tierra unos siete mil quinientos soldados y seis mil quinientos marineros, con el propósito de apoderarse de la ciudad.


Nada se pudo hacer para impedir el desembarco, lo que sirvió para, posteriormente, derribar la fortaleza y construir un castillo en su lugar que pudiese ser más eficaz en futuros ataques.


En 1598 el capitán de fortificación Cristóbal Rojas, hace un proyecto del castillo, que se termina de construir en 1613. Doce años después, en 1625, sufre el Puntal los ataques de la escuadrilla inglesa que mandaba el vizconde de Wimbledon, que llevaba a sus órdenes al conde Essex, hijo del que había saqueado la ciudad en 1596.


La plaza estaba mejor guarnecida que en el asalto anterior. Este atacó al castillo, la acción fue tan dura que durante dos días recibió el castillo más de cuatro mil proyectiles, quedando convertido en un montón de ruinas. Del centenar de hombres que componía su dotación, sobrevivió una treintena y su capitán Francisco Bustamante, que aunque hizo prodigios de valores y heroísmo, no tuvo más remedio que rendirse ante la superioridad del adversario. Portando sus armas y bandera, salieron con los honores de guerra.


La resistencia de Puntales fue, sí embargo eficaz permitió prepara la plaza, que al mando de Fernando Girón Ponce de León, impidió el desembarco del enemigo, contraatacando con tal fuerza, que al pie del castillo quedaron numerosas bajas y pertrechas, haciéndolos prisioneros.


En 1629 el castillo es reconstruido y dotado de piezas de artillería que pudieran defenderlo de futuros ataques. Se instalaron amplias dependencias destinadas a cuarteles, así como una capilla bajo la advocación de San Lorenzo.


Un nuevo ataque sufriría el 24 de agosto de 1702, al desembarcar en Rota las tropas del Duque de Ormond, sir George Rooke, con el almirante holandés Van Almonde y Príncipe austríaco Jorge de Hesse-Darmstadt, su flota se componía de treinta navíos ingles y veinte holandeses. Sin embargo, la expedición no tenía por objeto la ocupación de la plaza y Puntales no es atacado, pero ayuda con sus piezas a la defensa del castillo de Matagorda.


En la Guerra de la Independencia defendió el castillo el batallón de milicianos distinguidos de Artillería, junto con un destacamento reducido de artilleros del ejército y algunos artilleros británicos. Por su heroica defensa les fue concedida una cruz con fecha 10 de abril de 1815. Por orden del rey, el que fue gobernador de la fortaleza, D. José María García de Santaella, sería enterrado a su muerte, en el castillo.



En 1823 cuando el poderoso ejército de “Los cien mil hijos de San Luis” al mando del Duque de Angulema, ataca Cádiz, vuelve a significarse el castillo del Puntal. Angulema no atacó por Cádiz, sino por Santi Petri. Puntales sostuvo un lento duelo artillero contra las baterías adversarios. En esta ocasión, Puntales no se halló en la difícil situación de los años 1810 a 1812.


En 1863 se efectuó una nueva reconstrucción. Se avanzó su emplazamiento hacía el mar, con objeto de reforzar su defensa de posteriormente ataques, daba la experiencia del incesante fuego que lanzó y recibió durante la Guerra de la Independencia.


En las inmediaciones del castillo había un carenero de buques mercantes que fue el astillero de Cádiz en el siglo XVIII.


Es tema de debate entre los historiadores gaditanos, si en Puntales se llegaron a construir o no, navíos de guerra. Según Viniegra, en 1729 se botó el navío “Hércules” a presencia de Felipe V, afirmando que la construcción del arsenal de la Carraca y la traslación del Departamento de la Isla de León, no obedeció al parecer a la deficiente del Puntales, y así a un punto de vista militar y estratégico. Esta opinión es combatida por Adolfo de Castro, que afirma que sólo había un astillero, el de Suazo que luego se traslada a la Carraca, y que en Cádiz no existían astilleros para buques de alto bordo y sí sólo para barcos pequeños.


Viniegra a este respecto cita una obra del Marqués de San Felipe, editada en 1756, que dice: Vieron también SS.MM. en marzo de 1729, echar al agua un navío de setenta cañones, llamado “Hércules”, el primero que se había construido en el nuevo astillero de Puntales.


Edificación y situación actual


El primer fuerte del se conservan planos. De este primitivo fuerte no queda más que el foso.

En la actualidad el lado oeste está ocupado por dos formidables baluartes de distintas dimensiones con un rediente cada uno, construidos con sillares de piedra ostioneras. Sobre el baluarte derecho sobresale la espadaña de la capilla del fuerte. Las cortinas están colocadas en talud. El fuerte dispone en cada frente de dos cañoneras, y en cada esquina que une los flancos hay un garitón.


El foso superviviente, lleno de agua durante la bajamar, se nivela mediantes una compuerta. El segundo foso, construido en el siglo XVIII, ha desaparecido. Para salvar la zanja hay un puente fijo con arcos que conduce a la puerta principal. La puerta da a un patio pequeño flanqueado por sendas cámaras de control. Atravesándolo, conduce al patio de armas. El patio está rodeado por pabellones abovedados de dos pisos, construidos en los años sesenta. En ello se encuentran las dependencias del Estado Mayor del Grupo Delta, las oficinas y el resto de las salas de oficiales y mandos. Los pabellones cuentan con dos terrazas en las que todavía hoy se aprecian las barbetas para cañones, convertidas en simples ventanas. Junto a la salas de oficiales está la capilla, un recinto rectangular con bóvedas de medio cañón.


Está protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, la ley de 1985 sobre patrimonio histórico y también disfruta de la protección que ofrece la Junta de Andalucía desde 1993 a los castillos andaluces. Es propiedad militar y está totalmente restringido su acceso excepto para ocasiones destacadas como conmemoraciones históricas o pidiendo en el ayuntamiento de Cádiz el la parte de participación ciudadana.



patio de armas

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