domingo, 23 de enero de 2011

Las coplas y tangos del "Carnaval Gaditano".

Los Anticuarios de 1905- El Tío de la Tiza


El Fenómeno Independiente de las coplas Carnavalesca


Las dudas acerca de si incluir o no en el presente estudios las coplas y tangos del carnaval gaditano, fueron finalmente arrolladas por dos consideraciones decisivas: la gran significación que en el folklore popular de Cádiz tienen y el ya remoto pero casi seguro parentesco con lo que entendemos por flamenco posee su más tradicional manifestación: el tango. Factores a los que viene a unirse la escasa información bibliográfica sobre este interesante fenómeno folklórico.


En opinión de fundamentados criterios, la tradición carnavalesco-musical gaditana se remonta a los años, tan heroico como prósperos para la ciudad, de la Guerra de la Independencia, y sus orígenes quizás estén asociados a María Antonia la Caramba, famosa tonadillera de la época. Ningún documento histórico, hasta ahora al menos, ha podido arrojar una probación definitiva de ello, pero las tendencias, gusto y abundancias musicales del Cádiz de aquellos tiempos parecen favorecer la tesis. También se ha aludido, como remotos elementos precursores, a las comparsas y coplas de negros de los siglos XVII y XVIII, al básico origen italiano del Carnaval gaditano (importado en principio por las numerosas colonias de mercaderes itálicos residentes en la ciudad) y a su posterior e indudable parentesco afrocubano.


Las primeras noticias concretas sobre las coplas y tangos carnavaleros de Cádiz surgen en la segunda mitad del siglo XIX: se sabe que en 1869 se echan a la calle coros populares; algo más tarde, concretamente en 1873, el periódico local da cuenta de la salida de la comparsa melódica “La Goleta terrible”, con virulentas coplas patrióticas y políticas, y tanto el carnaval gaditano como su música, alcanza una brillantez y una fama que se extiende a toda España, las canciones de carnaval en media España las cantas y en toda ella le suena, en Hispanoamérica acusa asimismo, y sigue acusando, esa poderosa influencia, y proporcionó a su vez al carnaval de gaditano ritmo y temas.


Pio Baroja, manifiesta una casi burlona hostilidad por el cante flamenco, en cambio por las coplas carnavalescas de Cádiz siente una evidente simpatía, de las que cita hasta unas veintena.


José María Pemán se refiere al liberalismo de "editorial" periodístico de los tanquillos carnavaleros y les llama, en consecuencia, "último residuo evolucionado de los turnos de oposición de las Cortes y Municipios Liberales".


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