sábado, 14 de agosto de 2010

¿Cádiz en el corazón de Tartessos?

-La Cultura de los Tartesios-

Tartesos era un pueblo culto ya en tiempo de los primeros contactos comerciales, artísticos y mitológicos con fenicios y griegos. Según testimonios de los griegos, los habitantes de Tartesos se regían por leyes escritas en versos, que procedían de seis mil años atrás, a la cual se refiere Strabon con estas palabras:

Tienen fama de ser más cultos de los iberos; poseen una “grammatiké” y tienen escritos de antigua memoria poemas y leyes en versos que ellos remontan a seis mil años.


No sólo los tartesos o más extensamente los turdetanos poseían el alfabeto, según Strabon, pues también lo tenían otros iberos, pero hablaban distintas lengua y eran menos cultos.


Strabon sitúa la comarca propiamente Tartesia de Oeste a Este desde las bocas del Anas (Guadiana) hasta las del Betis (Guadalquivir) y hacia el sur hasta el estrecho de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Pero esta especie de Semicírculo que se abre en la costa desde el límite del Guadiana hasta Gibraltar aloja en su corazón la región gaditana. Como es sabido, las llamabas Columnas de Hércules por los griegos eran dos rocas situadas a uno y otro lado, respectivamente, del Stelai Herakles, es decir, el peñón de Calpe (o peñón de Gibraltar), en el lado europeo, y el peñón de Abilix (Ceuta) Djebel Muza, en el lado africano.


La Leyenda de las Columna de Hércules, el mito de los Argonautas y los Viajes Ulises que poetiza Homero forman un complejo mítico de las primeras exploraciones griegas hacia Occidente, donde se engranan las más remotas creencias helénicas sobre el Océano misterioso, con las referencias vividas por los que hasta entonces había sido los primeros maestros de la navegación atlántica: los pilotos tartesios, cuyas rutas secretas guardaron celosamente del espionaje fenicio, y convirtieron a las inmediaciones de Cádiz en el nudo de comunicaciones marítimas más remotas que sirvió de nexo entre Occidente y Oriente, así como el puente misterioso entre el mundo conocido mediterráneo y el enigma de un soñado, pero real, mundo atlántico, cuyas puertas abrieron los navegantes tartesos hacia el Jardín de las Hespérides, las tierras de las Gorgona fabulosas (despiadado monstruo femenino…), el proceloso mar de los Sargozos (región del océano Atlántico) y los Campos Elíseos (mitología griega, parte del infierno), un más allá cuyo secretos guardaron los pilotos tartesios, y sólo permaneció en la leyenda de la Atlántida desempolvada luego por Platón, al plantear las referencias detalladas de Solón ( poeta, reformador, legislador y uno de los sietes Sabios de Grecia…) a una imperio atlántico, sobre el que tantas hipótesis se han hecho de localización. De todos ellas, la más aceptable, dicen, es la de una Atlántida-Tartesos, planteada por Schulten.


Todos los datos lo confirma, pero el problema subsiste en localizar arqueológicamente en el Sur de España el emplazamientote de Tartesos, que para Schulten es hacia el Coto de Doña Ana, en la desembocadura del Guadalquivir. En este sentido, hasta ahora las excavaciones no han dado resultado definitivo.


Sin embargo, no el Guadalquivir, sino el Guadalete y la bahía de Cádiz ofrecen grandes posibilidades geográficas e histórica de ser el corazón de la civilización tartesia. Geográficamente, porque la barrera de islas que resguarda a la bahía de los embates del océano dio a está unas condiciones portuarias excelentes para aquellos barcos de velas y remos de poco calado.


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