viernes, 11 de junio de 2010

Murallitas de Cai

Puerta de Tierra

De todas las obras públicas que se desarrollaron en la ciudad de Cádiz durante el Setecientos, fueron las fortificaciones las más importantes por su volumen, duración, y los recursos financieros y humanos que absorbieron; completándose en el siglo el proceso fortificador moderno que se intensificó inmediatamente después del ataque, ocupación, saqueo e incendio anglo-holandés de 1596, bajo la dirección del gran ingeniero y tratadista Cristóbal Rojas, el artífice del castillo de Santa Catalina. Al iniciarse el siglo XVIII, mejorar y asegurar las defensas de la plaza y de la bahía era una necesidad imperiosa, dado que ya desde los años 60 de la centuria anterior el monopolio comercial español con sus dominios ultramarinos se efectuaba en su mayor parte desde este puerto.


Los ataques que Cádiz sufrió en los inicios de la guerra de Sucesión, pusieron de manifiesto el interés de los británicos por ocuparla, siendo preferida a Gibraltar como posición estratégica naval para el dominio del Estrecho y las aguas del Golfo de Cádiz y del Cabo San Vicente. Rooke tomó la decisión de hacerse con el Peñón después de los fracasos asaltos a Cádiz.


Acabado el conflicto, y contado con el auxilio del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (constituido el 17 de abril de 1711), fue la corporación técnica destinada a las labores de ordenación espacial y a las construcciones militares, civiles e hidráulicas, se iniciaron en el ámbito gaditano una serie de actuaciones encaminadas a su fortalecimiento.


Las actividades de los ingenieros militares en Cádiz del siglo XVIII no se limitaron a las labores de fortificación: ampliaron sus trabajos principalmente en los ámbitos del urbanismo, de la arquitectura civil, de la hidráulica, y de los servicios portuarios y urbanos.


Cádiz fue una ciudad muy importante para la ingeniería militar española del siglo XVIII, en la ciudad se estableció una de las cinco academias en las que los ingenieros se formaron, con unos innovadores programas de aprendizajes basados en la ciencia moderna, especialmente en matemáticas, geometría, delineación de planos, fortificación, arquitectura e hidráulica.


Amphoux e Ignacio Sala desempeñaron en Cádiz actividades muy destacadas, en particular Sala, al que considero el más sobresaliente de todos los ingenieros del Ejército con destino en esta plaza durante el siglo XVIII.


Al venir desde la isla de san Fernando, la carretera rompe su primer cinturón a amurallado por donde está el Fuerte de la Cortadura o de San Fernando, fue determinado por el paisaje durante la invasión napoleónica. Adquirió gran fama durante la guerra de sucesión y por aquí debió estar el fuerte Puntales, del cual hoy no se ve nada. Poco queda del de Cortadura, sobre sus restos se encuentra una placa que dice: “Esta obra se hizo a presencia de las huestes enemigas. Estas obras se concluyen en los mayores conflictos de la Patria. Es un eterno monumento del patrimonio de Cádiz. Renovado en 1970.


Sigue a este fuerte un Cádiz moderno, desbordante y pletórico de vida, por la avenida y al final de ella lo escaso que resta del viejo recinto militar que la piqueta demoledora ha dejado en poco menos que nada. No ha muchos existía Puerta del Mar que cae derribada en 1906. Afortunadamente persiste en su belleza actual, Puerta de Tierra, primitivamente en 1755 con cinco puertas y hoy, con la central cerrada, sólo tres.


Puerta Tierra se levanta en 1639 y se reedifica en el siglo XVIII por Torcuanto Cayo que al reformarla, le adosó columnas de mármol en el primer cuerpo y gran escudo, con la alegoría de la fama entre dos leones, el segundo, constituyendo bella muestra de la arquitectura militar renacentista y luciendo airosa la fuerte torre cuadrada central, atalaya en las esquinas. El conjunto es Monumento Nacional por Decreto en 1940. Sobre su arco central y debajo del alto torreón, aparece: “Ferdinandus VI Hispaniorum et Indiarum rex,- anno MDCCLV”.


Los feroces ataque indicados de la piratería inglesa obligaron a Felipe IV a ordenar que la ciudad fuera protegida por las murallas más fuertes del reino, quedando entonces totalmente cerrada, viviendo Cádiz confinado largos años en su perímetro de murallas, cuyos ángulos estaban fortificados con viejas baterías.


Pasar en aquellos años Puerta Tierra era como una conquista de la libertad por esto Cádiz respiró cuando las murallas fueron demolidas o rebajadas. A principio del siglo se conservaban cinco Puertas, salvándose solamente la de Puerta Tierra y la de la Caleta, estando ésta hoy ya desaparecida.


En una entrevista realizada al insigne Pemán y publicada en el ABC sevillano, le decía que pregunto a un grupo importante de gaditanos, cual era el monumento más característico de la ciudad, gran parte contestaron que las murallas. El periodista le preguntó a Pemán si opinaba igual, “no cabe duda que son obras importante de la ingeniería Vauvan, paragonándolas con las de Carcasonne, Cartagena de Indias o Puerto Rico, pero no considero el mejor signo de definición de Cádiz las murallas que tienen un sentido defensivo de encerramiento y separación física.


El Abate Labat, en 1705-1706, describe las defensas de Cádiz: “Está situado en el extremo occidental de una isla, cuya parte septentrional lleva el nombre de Isla de León, unida a tierra firme por un puente llamado Suazo, cuyos dos extremos están cubiertos por reductos y otras obras de tierra. El recinto de la ciudad está ahora -escribe Abad – todo rodeado de murallas dispuestas en bastiones, cortinas, reductos y plataformas… todo inútil, porque no es de temer que la ciudad sea atacada por ningún otro sitio de su recinto que por la lengua de tierra, muy estrecha, que le une a esta isla de León. Esa parte donde está la punta de tierra, que llaman así a la Puerta del Puntal o de los Puntales –por lo visto el Abate confunde los nombres- está fortificada con dos grandes semibasatión, cuya cortina está cubierta de media luna doble, fortificada más allá de su camino cubierto. Los dos semibastiones y la cortina de la Puerta Tierra, son extremadamente elevados, el foso es muy ancho, la escarpia y la contraescarpia están perfectamente bien revestidas con buen terrazo, muy cargado de artillería. Hay por la parte que mira al puerto, dos baterías, cada una de 18 a 20 piezas de gruesos cañones de bronce en muy buen estado.”. Interesante viaje, hoy turismo, y siempre espionajes.


En época de Felipe II, un Regidor, al dirigirse al Monarca decía: “que la construcción de estas murallas era de cantería y de mampostería, pero estaban muy mal paradas y en parte cayéndose”.


Carlos III manda hacer una maqueta en 1779, al querer tener este Rey en Madrid, la de su Plaza Fuerte. “Reproduce todo el Cádiz de aquel tiempo, cercada de murallas”. Y sigue, “ha desaparecido –en nuestros días –la muralla –gran parte de ellas- que daban al muelle actual. En 1906 fueron derribadas y nadie sabe donde fue la bella Puerta del Mar, que se contempla en la maqueta”. Y luego, siguiendo sobre la maqueta, vemos que tiene mucho valor el Castillo-Alcazaba que mandó erigir Alfonso el Sabio, y que se denominó –Castillo de la Villa- luego Castillo de la Pólvora, Castillo Viejo y que con el nombre de Castillo de Guardiamarinas alcanzó renombre universal con los trabajos de Jorge Juan y Tofiño de San Miguel”.


Cádiz fue siempre noticia y al escribir de la ciudad obliga hacerlo de sus defensas. En el capitulo de Trafalgar, de sus Episodios nacionales, Pérez Galdós pone en boca de uno de sus personajes: “recorrí luego la muralla y conté todos los barcos fondeados a la vista”. En otro capitulo añade: “en una mañana del mes de febrero de 1810 tuve que salir de la Isla donde estaba de guarnición para ir a Cádiz… recorrí el largo tramo que sirve para que el continente no tenga la desdicha de estar separado de Cádiz; examinamos al paso las obras admirables de Torregordas, la Cortadura y Puntales; charlamos con los frailes y personas graves que trabajan en las fortificaciones”.


De Menéndez Pidal leemos sobre las murallas: “durante el pronunciamiento del General Riego, en Las Cabezas de San Juan, en 1820, al secundarlo el coronel D. Antonio Quiroga, toma éste la Isla de León y el Arsenal de la Carraca, pero al igual que en 1810 sucedió a las tropas napoleónicas, pasaría entonces al Coronel Quiroga, al fracasar ante las murallas de Cádiz, defensa que con el Fuerte de Cortadura haría el capitán de Infantería Luís Fernández de Córdoba”.



murallas de San Carlos al fondo baluarte de la Candelaria


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